Va un cadáver por la calle desierta
está muerto en vida, sólo respira
traficando sus huesos, con una herida abierta
cual demente sin dirección, sin guía
Es profunda su herida y su melancolía,
la luz le fue negada, el sol ya no le alumbra,
es una alma por los dioses maldecida,
un fantasma que vaga en la penumbra
El frío le congela esta el pobre está temblando;
ábrele mujer la puerta de tu amor,
la pesada alforja lo está lastimando
no le niegues el calor de tu corazón.
Es un ser que en este un mundo adverso
fue un bohemio, también un trovador
tejía ensueños, hilvanaba versos,
los que le cantaba a su gran amor.
Jilguero por favor calla, no cantes
que tu canto es espejo de un adiós,
ya partieron llorando los amantes
cada uno cargando su dolor.
La mujer, el amor de sus amores
se marchó como se va la fría tarde
dejándole el paso a la indolente noche
tétrica y oscura que al herido abate
Ella le dijo: te amo y así me aparto,
él le dijo: mi amor es infinito,
no te vayas por Dios, yo no comparto,
tu lugar está aquí, aquí conmigo.
Dos seres que se aman con un amor divino
es absurdo que maten su ilusión,
que se alejen dejando en el camino
un reguero de lagrimas de amor.
Sin ella no es poeta, él es nada,
sólo un despojo más, un cuerpo inerte,
porque sus vidas están encadenadas
y no se apartarán aún ni con la muerte.