Eugenio Sánchez

Río de lágrimas


Va un  cadáver por   la calle desierta

 está muerto en vida, sólo respira

 traficando sus huesos, con  una herida abierta

cual demente   sin dirección, sin guía

 

Es profunda su  herida y su melancolía,

la luz le fue negada, el sol ya no le alumbra,

es una alma por los dioses maldecida,  

un fantasma que vaga   en la penumbra  

 

El frío le congela esta el pobre está temblando;

ábrele mujer la  puerta de tu amor,

la pesada alforja lo  está lastimando

no le niegues el calor de tu corazón.

 

Es un ser que  en  este  un mundo adverso

fue  un bohemio, también  un  trovador

tejía ensueños, hilvanaba versos,

 los que le cantaba a su  gran  amor.

 

Jilguero por favor calla,  no cantes

que tu canto es espejo de un adiós,

ya partieron llorando los amantes

cada uno cargando su dolor.

 

 La mujer, el   amor de sus amores

 se marchó como se va la fría tarde

dejándole el paso a la indolente noche

tétrica y oscura que al herido abate

 

Ella le dijo: te amo y así me aparto,

él le dijo: mi amor es infinito,

no te vayas por Dios,  yo no comparto,

tu lugar  está aquí, aquí conmigo.

 

Dos seres que se aman con  un amor divino

es absurdo que maten su ilusión,

que se alejen dejando  en  el camino

un  reguero  de lagrimas de amor.

 

 Sin ella no es poeta,  él  es nada,

sólo un despojo más, un cuerpo inerte,

porque sus vidas están encadenadas

y no se apartarán aún  ni con la muerte.