Enemiga mía
la de mis noches en vela
la que aumenta mi codicia por abrazos
la que me hace suspirar al ver sus labios
la de los ojos de mirar despacio y con acentos
la que camina en contra de mi viento.
Allá lejos te me ocultas tras montañas azules y blancas
con sus crestas congeladas y filosas
casi al otro lado del mundo
pero hasta allá llegan mis versos
con mi voz para encantarte y devolver
parte de tu malicia
esa es mi venganza.
Que me vayas extrañando como yo me desespero
que un día como sin querer me vayas queriendo
y vayas sabiendo lo que duele no saber
lo que duele no ver lo que más quieres ver.
Y en realidad yo no te odio
a pesar de estos dolores que me parten la espalda
y me doblan como una débil rama el viento
a pesar que ando buscándote sediento
atravesando este gran desierto sin oasis
llenos de sentimientos como espinas
hambrientos de mi sangre y de mi carne.
No claro que no te odio
te digo enemiga para consolarme
para engañar a esta estúpida conciencia
que no deja de buscarte como el perro abandonado busca al amo
sin saber por qué motivo lo ha dejado solo
así te busco, así te extraño, así te necesito.
Perdóname el principio entonces
Amada mia.