Cuando en tu andanada de triunfos y experiencias
Oigas una voz que clama tu sigiló
Muéstrate entera, pero no falaz,
Oye esta voz, que con creces ha pagado
Únicamente, lo bueno de la vida tomar
Necio, en veces a mí me han dicho
Ay Dios mío, ¿porqué tuve que escuchar?;
Cosas, que hacen, que yo pierda
Opacando mi real naturalidad
Lamentando, y ojala y no sea por mucho tiempo
Mi torpeza por oponerme, a aceptar mi naturalidad
Es verdad que es muy tonto, la belleza despreciar
No sé si esto hoy tú me comprendas
Abrazarte con el corazón no supe, quizás me sentí yo un patán