Para quien no sabe lo que quiere
Ese mirar de quien ya no me ama,
ese silencio triste y amargoso,
como si yo no fuera más tu esposo
y hubiera otro hombre en nuestra cama…
Esas tinieblas de ese fundo pozo,
que tu alma prefiere y no reclama,
me matan a de pocos, en la trama
de un amor ya sin risas y sin gozo…
La reticente acusación callada,
aunque te rías sin decirme nada,
es la de quien, por celos, duda y cisma.
Por nuestro amor, ¡tú no te quedes triste!,
porque amando aquella que ya fuiste,
¡te traicioné, mujer, contigo misma!...