Desde el centro a lo distante
desde el pecho
desde las nubes de la más recia oscuridad
yo te lato te sostengo
en la profunda cavidad que tú invades
donde hay dioses que no saben clarear
ni dar colores a tu ánima silente
lo arrostro todo por amor a lo que eres.
He sido viajero en tu húmeda mandorla
en asalto a tu sosiego
ínfimo orfebre
en audaz acometida a tus íntimos placeres
de mano algo prosaica
sobrevaluado en privilegio concedido
en paseo descarado en tu ensenada
suspiro de violeta con sabor a rosa.
Reconozco aquel inicio rudimentario
deseo pertinaz de atavismo masculino
itinerante necio y compulsivo
que domeñaste sin un látigo
desde la cumbre roja en equilibrio.
Y me enseñaste
en la fragua más sutil de tu universo
cómo llegar a la verdad desde lo incierto.
Diste fin a mi visión de basilisco
torpe de esperanzas
ansiosa en actitud desaliñada
demostraste que el amor no es egoísmo
rompiendo mi noche en tu sutil mañana
índiga en mi vida trashumante
raíz y forma de mis nuevas ramas
mujer total mis alas y estandarte.
Roger Jaine