Impregno mi mano a la ventana.
Llueve afuera y es un acertijo adentro,
pues tal linealidad que hacen a las gotas
no funciona en mi accionar, ¡que tragedia!
In llanto, cruel lamento de madrugada.
In llanto mi alma, se va marchando.
Junto mis miedos y los aprieto a mí.
Hace frío, a fin de cuentas son todo lo que tengo.
Sigue lloviendo y se funde mi ventana,
empañada de cielo, de alma, de nada...
Lemos Maximiliano Daniel
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