VERICUETOS (de mi libro “Poesía Extraordinaria”)
Cuando la lluvia fina golpea un parabrisas,
las gotas que se forman se deslizan
en desorden, movidas por el viento,
formando, unas, caminos caprichosos,
... y otras, casi rectos.
Vericuetos...
Cual las hormigas que deben buscar el alimento para el resto,
van para aquí... van para allá... intento tras intento,
hasta hallar, y se hace la figura de su andar: Un vericueto.
Líneas erráticas que las hojas secas caídas en invierno
dibujan en el suelo...
o de pluma desprendida en pleno vuelo de paloma torcaz.
La palabra escarba en mi mente su significado mordaz,
trata de ubicarse en el recuerdo; me pregunto:
-¿dónde la escuché anteriormente...? “Vericueto”...
¿No será que la inventé...?
Al revisar mi pasado, mi vida toda parece como si siempre
hubiera andado en un terreno alto, áspero, agreste;
teniendo que realizar para andar, indefectiblemente
y sin variar, a cada paso, un empuje violento,
yendo y viniendo para uno y otro lado
en escarpado vericueto...
Y que diré ahora a esto: ¡Gané y perdí, luché y vencí
a la mentira misma de mi propia hipocresía!
¿Qué vale más: Las cosas del mundo entero
o mi alma en paz...?
Sé que no tengo todo lo que quiero, pero aprendí a contentarme
y en Dios espero... voy a quedarme en el sosiego,
clamar al cielo, alimentarme, hacer mi rutina,
cada mañana ir a las calles, cruzar las plazas,
doblar esquinas, subir escalas para bajarlas,
tomar las manos de los amigos,
buscar los ojos de las mujeres,
(tal vez hallara, si Dios lo quiere,
que en mi mirada, alguna quede).
Provocar risas y carcajadas, andar de prisa y quedarme quieto,
mientras dibujo... mientras construyo
de esta manera: ¡Mi vericueto!