Áspero congojo
mudo y desnudo
que mengua mi existencia
cuando ya no te acuerdas
que fui tu antojo.
Ahora soy un engendro de tus despojos
que desvaría sin compañia
y carga todas tus mentiras.
Brotan espinas
por la herida incandescente
que me hará vagar
sin dejar de quererte.