¿Quién recogerá la rosa de mi boca?
¿Quién guardará el júbilo que abandono?
Seré una piedra en la ribera de los años,
vendrá la mañana sobre mi frente
y el viento empujará mi sombra.
¿Quién observará mi última luna?
Mis ojos dispondrán su último sueño, la vida
fue un laberinto de visiones, yo fui obediente
y aprendí de las cosas inmortales,
mi enseñanza fue de lo invisible.
Al indagar los campos la primer estrella,
no estará sino mi esperanza muda.
Van en mi valija la dicha y el pavor,
mi carne no fue valiente pero amó
en un mar de desaliento.
No veré de nuevo la antigua claridad,
la penumbra sin fondo será mi techo,
mi rostro será una flor fría.
Quedará mi alma hurgando bosques
y pueblos, insondable y escasa…
¿Qué oráculo gris me señaló? ¿Qué aves,
qué lluvia, qué besos se me irán como arena?
¿Donde dejé la ternura de tu pecho?
¿Qué fue del abismo de tu amor?
Se me alejan los ríos de la sangre.
Mi ración del mundo contigo la compartí.
¿Dónde nos veremos si todo acaba?
¿Dónde la raíz crecerá entre nosotros?
Si la carne desciende la gran colina,
¿qué estrella de hielo guiará mi llanto?