Cuando me enamoro,
le regalo flores,
la invito a cenar,
le prendo dos velas,
busco conversar,
para entenderla mejor,
es importante para saber que le gusta.
Que piensa!
Y que hace.
La invito a mi casa
O la acompaño a la suya,
para después escogerla
como la media naranja que me falta.
Pero si no es esa media naranja que esperaba,
eso fue mi culpa
por no ponerla a prueba con suficiente tiempo,
fui muy apresurado.
Se perdieron esas velas,
esa comida
y esas flores.
Quien más me envía flores cada Primavera,
hace nacer el sol todas las mañanas,
y cuando quiero conversar para saber más,
siempre me oye,
pudiera vivir en cualquier otro lugar del Universo,
pero escogió mi corazón para habitar.