En el triste pasar de las horas confusas
que marcan el destino de las claras historias
con un velo he dejado mis amargas memorias
a través de la línea de dos almas obtusas.
Y un diamante he prendido sobre esta loca idea
para que en el destello me de la luz amada,
la luz que solo el faro del universo crea
y que viene al reflejo de una blanca mirada.
La distancia y el tiempo son la flecha perdida
en el seno prohibido de la llama encendida
que encendió la primera muestra tierna de amor.
Y en el vasto horizonte como nubes avanza
y se pierde lejano la querida esperanza
como chispa que muere con extraño fulgor.
MARCOS HERNÁNDEZ