Roger Jaine

TE DEBO

Tienes lágrimas entumecidas

de un tiempo que no alcancé a conocer

cuando tu noble corazón amenazado

se movía como un río tembloroso

cuando el tiempo te llovía

y el triángulo nocturno no tenía amanecer

observando dolores en blanco

preludio de un rastrero acantilado.

 

Entonces tu suave árbol ignoraba

el ataque artero de su propia semilla

malas aguas habían inyectado sus albores

hasta torcer un destino venturoso.

Maldigo al amo de esa mórbida cizaña

abomino de la infecta sangre de sus tripas

del tortuoso sendero de ese entonces

que volvieron tu camino tan áspero ... tan solo.

 

Vinieron luego muchos días que yo ignoro

hasta que pusiste a ondear tu bandera de hada resurrecta

fue cuando cruzaste por la bruma de mi cielo

en viento seductor de cadera interminable.

Me diste vuelta el corazón tras de tu soplo

con un delicado toque entre mi niebla

florecí para ser nuevo en lo tibio de tu lecho

muy lejos de mi lanza y de mis antiguos sables.

 

A ti debo cada uno de los peldaños de mi ascenso

águla de paz que cubre y no abandona

te debo que sin saber hayas cubierto mis heridas

con la piel de tu polen emergente.

Te adeudo además el beso del amor después del sexo

la dulzura de tus formas en la espera de tu rosa

cuando en murmullo de aguas me acercas a tu orilla

en un sueño de nubes que pide y que consiente.

 

 

Roger   Jaine