Extraña cual erotismo follaste,
sin vergüenza el vidrio que empañaste
si no lo amaste como duraría
era una brújula apuntando la aguja
hacía una isla húmeda
donde era marino con mapa y sin suerte.
Por las canas en la barba
con la mañana en la nuca
despertar para besar una espalda desnuda
invadido por un tiritón sordo y mudo.
Por corromper el llanto se masturba con rabia
apuñala la fortuna sin llegar,
el placer es sueño doliéndole
mueve sus ansias antes que despierte
si el sexo no divierte es peste de mala muerte.
De nublar las paredes
sudadas a la par
se quedan los muslos secos,
los labios zurcidos, un pecho frio.
Atrás queda todo blanco sentimiento
la misoginia es a su propio odio
crédulo en salir a viento
ya sin aliento falleciendo en su cuaderno.