En el dominio de la tarde leve
el cielo bajo tórnase grisiento
en uno y que otro vago movimiento
de nubes que el soplar del viento mueve.
Mi desolado corazón de nieve
gime un verso agotado y ceniciento
al claudicar de tanto sentimiento
que ébana el alma del vacío bebe.
Así, igualmente el cielo de mi vida:
oscuro y frío y sin cariño viste
de nubes grises y el amor amargo
entrega la esperanza ya vencida
de tanto andar desconsolada y triste
y alegre de mentiras sin embargo….