Allí no estás amigo mío,
¿dónde estás oh,mi amado?
Ni amas los dedos del viento,
ni la brisa vestida de abrazos:
sólo miras a los cielos tuyos,
al otro lado de las estrellas,
donde habitan otras calmas
y otros parecidos sosiegos.
No quieres la voz del trueno,
ni te embarcas en las nubes
con las crines de los vientos,
ni vuelas en vendavales
entre las sendas del cielo.
Querido y amado silencio,
no quieres la tenue lluvia
ni te mojen tus cabellos,
ni quieres que los granizos,
no canten por altos cerros,
ni quieres que te molesten
los tambores de los tiempos,
ni los temblores que agrieten
las columnas de tu pecho,
ni la rueda del molino
ni la voz de molinero.
Querido y amado silencio
por dónde estás escondido?
tú que sabes los secretos,
y por qué estás tan callado?
¿y por qué guardas misterio
de las cosas invisibles
y las que arrastra los cuerpos?
Ni bocas que hablen contigo,
ni de cerca ni de lejos,
y apenas quieres los pasos
del embrujo de tus sueños,
y escribes melancolías
en los bosques hechiceros,
y los preludios del río
que siempre te dan aliento,
y suspiras tan callado
que hasta espanta tu aspecto,
por ser tan misterioso
tú, señor que eres el dueño,
por tantos libros que tienes
y todos llenos de secretos,
porque tú los sabes todo...,
desde los tiempos eternos.