No puedo decir que solo tú
Has levantado este muro de silencio
Este silencio que quema,
Quema por dentro con gran resentimiento
Yo se que no es nada bueno
Vivir con la daga dentro
Siempre con filosa punta
Hincándote el sentimiento
Siempre esa espina torcida
Que lacera el pensamiento
¿Qué si acaso me quisiste?
¿Que no estabas obligado hacerlo?
No lo sé, ni acaso importa
A esta altura lamentablemente
Casi toda una vida ha pasado
Y el muro… el muro está hecho.
Y yo me he acostumbrado
Que sombras estén siempre en acecho
Que tu espalda con la mía
Conversen en nuestro lecho.
La indiferencia lastima
La indiferencia aniquila, es cierto
Pero más que indiferencia
Más duele ¡El engaño, traición y mentira!
¡Y eso no olvida el recuerdo!
Y después aunque cierta verdad, aflore
¡Que me vengas, con que me quisiste!
Ahora que largas horas son pasadas
Y nuestra juventud, voló por desiertos
¡Desierto árido de vientos!
¡Desiertos secos del tiempo!
Dime tú ¿de que vale todo esto?
Si cuando deseé lucirme de flores
¡No había música en mis conciertos!
Si cuando quise cantar mis arreboles
¡No habían colores en mis cielos!
¡Y fueron muchas mis noches!
Que quise vestir de luces
¡Y fueron muchos los dorados faroles!
Donde ansié con toda el alma
¡Ser tu sublime lucero!
¡Fueron muchas noches, madrugadas!
¡Que te esperé deseosa en lecho yerto!
Ahora ¿de qué me vale?
Cuando tengo grietas en el alma
¡Surcos hondos en la cara!
Y solo brotan en mis macetas
Hierbas secas de ilusiones vanas
¡Dime ahora, cara a cara!
¡Que los dos, estamos viejos!
¡Dimelo hoy, frente a frente!
Que la muerte nos observa de lejos
¿Ahora yo soy, el amor de tu vida?
¿Hoy soy yo, tu más hermoso sueño?
¿Hoy la compañera de tus días?
¿Hoy yo, la virgencita de tus anhelos?
¡Es tarde mi amado viejo!
Es tarde y hoy estas carnes tienen sueño
¡Deja ese muro tranquilo!
Que de tanto tiempo estar
¡Está sordo para oír arrepentimientos!
Beatriz Vicentelo 18 junio 2015
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