El día que los surcos de la tierra de labor
se unan en el infinito
y Plutón vuelva a ser un planeta.
Si la lluvia ácida vacía de vida los océanos
porque las nubes grises no amamantan.
Cuando Dios se nos aparezca afeitado,
los ángeles desalados,
las torres bajo lodo,
los televisores sin piloto,
las guerras sin metal pesado,
y un corazón sea escarcha helada;
no bastarán los versos del poeta,
ni las palabras de amor,
ni la canción desesperada de Neruda.
No habrá suelo ni consuelo
al que medirse.
Será la Tercera, de tres,
pero la historia no podrá contarlo.