Muchas veces en mis silencios
te escucho dentro de mí,
es cuando quiero
gritar fuerte mi amor
en diferentes tonos
y sonidos…
melodías oídas,
solo
por audiciones sensibles
a la música…
y a los acordes
que te regala el amor.
Pero esas voces cada día
más tenues y dormidas
no dan esperanzas
a mi vida
inquieta y activa…
murmullos inentendibles
que mi conciencia
nos es capaz de descifrar.
Aquellas tardes de hermosas
dinámicas aventuras
tendrá que olvidarlas
mi cuerpo y mi alma…
y comenzar a tejer
nuevas historias
de amores reales…
esos que corren
y dan vida a mi casa
que valen todo
lo que tengo
y todo lo que tendré.
Seguiré abrazando
esta vida hermosa
que Dios me regaló…
absorbiendo cada segundo
de mi encantador existir…
cada rostro, cada sonrisa
pedazos de huesos y carnes
que vinieron de mí.
Ellos sin dudar, son
la mas clara sonrisa,
expresión sincera
de amores que la vida
regala y ofrece,
donde los intereses y afanes
se pierden con la niebla…
sus gritos de alegría
confundidas en sus carreras
infantiles y alocadas
ocupando los espacios
como jamás lo imaginé.
Más bríos de sensible ternura
cubren mi cuerpo
estremecido por los ayeres,
abrazo a todos estos chiquillos
que son los hijos de mis hijos
que prolongan mi vida…
que son los frutos
de mi agitada existencia
viendo y palpando en ellos
gestos, ademanes, sonrisas
que sin lugar a dudas
son todo lo que fui.