En una dulce mañana
Entre nardos y azucenas
Que en aquel parque tenían,
Oímos sonar las campanas,
Y besé tus manos frías.
Nos abrazamos amantes,
Tu cabellera esponjada
El aire te la mecía,
Y tu boca perfumada
Mordíó sonriente la mía.
Era propicio el ambiente
Para elevar la pasión,
Y mi loco corazón
Rugió como nunca, cuando
Comenzó a llegar la gente.
Un colibrí se acercó
Y quiso libar tu miel
Confundidiéndolo el olor
A maravillosa flor
Que brotaba de tu piel.
Nos fuimos rumbo al mañana
Con los cachetes prendidos,
El calor nos sofocaba,
Y permanece en la mente
Lo que pudo ser y no ha sido.