Antes que acabe mi vida sombría,
antes que mueran las huestes oscuras
yo, mediré los horarios del día
y lloraré de mis padres ternuras.
Y mediré la extensión de mis pasos
hasta en los anchos del orbe. Y entonces
médanos negros y tristes ocasos
han de sonar cual millares de bronces.
Traste tras traste heriré mi gran roca
y lloraré de mi mismo un suspiro,
tímido tiempo apretado en mi boca.
Cuando de aquí sollozando me vaya
al necesario rincón de los muertos
he de llorar persiguiendo mi raya.
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David John Morales Arriola