Compañeros que ni el frío ni la amargura
nos detenga la sepultura
enterremos los rieles y pintemos una corriente
si nos ven, que nos teman
gritemos desde las venas, sangremos las ideas
despojemos de las llaves a quienes nos aborrecen .
Firme al árbol de la revuelta
con tierra fangosa, sobre las hojas
pajarillo sin nido, cada rama es su nicho
a donde tenga que silbarle al viento trinará.
Se siente, el amor grabado en un momento inerte
fiel retrato con ropaje de trapos y sabor callado,
juntemos las memorias, ¡Que la historia es nuestra!
¡Se quema!, ¡La ciudad se quema!
por donde pase el alma fogosa de la rebeldía.
Para el frío un perro, para el cielo un grito,
para los mártires un paseo entero
hacia el panteón del recuerdo eterno.
La garganta no nos tirita y la soledad se espanta
se aleja decepcionada porque acá a coro se canta
tenemos la contra a veces la razón.
Quien acorta el hambre, alimentados de revolución,
descuera el pellejo la cortada que el carnicero dejó
usaremos la piel a lienzo marchando a lo nuevo
se verá que triunfamos por solo defender lo nuestro!.