Mujer, aférrame a tu pecho grana
de fino aróma y palpitante amor;
mujer, aférrame; y vendrá el mañana
soñando de Eros un azul rubor.
Así judía del Jordán rosado;
adentra pronto todo ignóto rito
que ondea tenue por tu fiel amado
en noche mística de azul finito.
Así mujer de las praderas verdes,
con dulces aguas que en reveses pierdes,
¡Oh! ninfa límpida de mar furioso.
Aferra mi alma desde tus crespones
distintos, hasta esa mitad; regiones
inversas; piélago de un marzo brioso.
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David John Morales Arriola