Siempre la redondez de
tus rodillas
calibrada por las palmas de
mis manos, de
tus tobillos de
tus codos de
tus pómulos de
tus ojos.
De tus ojos,
si los miras,
aparecen chispas,
redondas de
tus hombros de
tu falda redonda
en el espacio entre
el frunce y la comisura de
tus labios...