El tiempo le ciñe al mundo
su frío sueño de piedra;
y aguardan,
¡las voces que pronto aturden!
¡la imagen de frente baja!
Ya el cielo de pulso incierto
con sangre viste a la dama;
y su alma,
¡ya ojos de la muerte ha visto!
¡ya manos de porcelana!