Una noche más sudando mi tinta
y moldeándola en forma de signos.
Una noche más convirtiendo en versos
cada uno de los besos que me has dado.
Y cada noche igual pero distinta,
viendo a lo lejos tus ojos benignos.
Cada noche millones de universos
separan a tus labios de mi lado.
Pero tus labios no son tan distantes,
ya los veo acariciando los míos
bajo este cielo estival y brillante.
Se aproxima un milagro del estío
que explicará el Dios del tiempo restante:
despertar tú y yo cual flor y rocío.