Respiré a lo lejos tus lagos en cada costura,
que abrochaban tu voz a mis escuchas
y busqué tus misterios en sus pliegues.
Acaricié los aromas de tu cuerpo
al apretarla contra mi asombro
y besé en su seda el calor de tus versos
y el secreto de un poema encontré.
Traté de escuchar como latía tu corazón
acariciando con mi rostro su textura.
Mi mirada fue desprendiendo sus ojales
y mis ojos descubrieron tu agitación
cuando palpitas al escuchar mis mensajes.
Fue ese instante de arpegios en mis manos.
¡Fue saber que podía ser toda mía!
¡Fue tenerla y ser su dueña!
¡Fue cuando te arrebaté tu camisa
esa camisa que yo tanto quería…!