¿Merecen el perdón los besos de los envidiosos?
Glosa –A una soledad perdonada
Quisiera al amor cernir en un cedazo
el resultado debe ser maravilloso,
sentirme de afectos muy glorioso
los prejuicios y el odio muy escasos,
brindando mi modesto espaldarazo
como un centauro demasiado brioso,
sin motivos para el actuar algo celoso
sin imposición de ataduras o de lazos,
en alegres y calmados reemplazos
perdónenme los tristes, los furiosos,
Continuar en mi faena jubiloso
a pesar que os parezca un error craso,
dando muy temprano el aldabonazo
sin temor a excluir muy dadivoso,
a quienes me dan trato como al oso
que al fin y al cabo no viene al caso,
si son ignaros de lirismo y Parnaso
o del noble vino para ellos pecaminoso,
merecen un pésame por giles morosos
los huérfanos de amores y de abrazos,
Perdón a la soledad sin un regazo
de un sino aireado e impetuoso,
del único amor fiel y primoroso
en lugar del compartir su porsiacaso,
caen pesados cual cuerpos grasos
por la pereza de tanto ocio y reposo,
el mundo es todavía muy hermoso
para merecer violencia a balazos,
perdón a quienes no hagan caso
los que miran un beso y, envidiosos,
por temor a parecer voluminosos
demoran los gestos en sus brazos,
en lugar de avanzar van en atraso
y su actuar es cual supersticiosos,
de actitud en refinado glamoroso
en burdo teatro parecen payasos,
por miedo al amor no dan el paso
con envidia los muy melindrosos,
y a la larga impacientes y golosos
se devoran los labios a pedazos.
Inspirado en los versos:
“Perdónenme los tristes, los furiosos, los huérfanos de amores y de abrazos,
los que miran un beso y, envidiosos, se devoran los labios a pedazos.” - JOSE LUIS MEJIA.
En San Cristóbal “La Ciudad De La Cordialidad” del estado Táchira, Venezuela
De mi humilde autoría. Sin derechos reservados, sino derechos compartidos, bajo licencia copyleft.
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