He soñado con tardes muy longevas
de bondades; vencida de un celaje
austral, al colofón de tantas Evas;
he soñado vistiendo aquel ropaje.
Te soñé con edenes, y vencido
yo me fui de mi todo; a la blancura
tan exacta, elegante del vestido;
he soñado limpiando tu armadura.
he soñado tus manos y lloviendo
en corazón salvaje, y por la arista
tus ojos café, al fondo de un gran lago.
He soñado enjaulando nuestro atuendo,
he soñado un Orión, una amatista
y, soñando ha llovido por Santiago.
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John Morales Arriola.