SONETOS NOCTURNOS

Soneto # 16 VAIVENES

 

Cuando la suave música a mis oídos llega,

siento el loco fulgir de la llama del verso,

me lleno de emoción y el ardiente universo

el cariño del alma de su fuego me entrega.

 

El aroma sutil del encanto nos llena.

Un jardín de tristeza donde la poesía

nos da el toque final con su luz de armonía,

luz radiante y luciente con sus sombras de pena.

 

La tristeza infantil dulcemente despierta

y la música triste vuela al viento y palpita

en el alma dormida que parece estar muerta.

 

Pero la poesía sin sus sueños dormita

sonriente y dibuja sobre el alma desierta

flores blancas y el alma con el son resucita.

 

Marcos Hernández