Del viejo mar en calma las ondas rumorosas
se deslizan por la playa con caricias sinuosas
la noche viene cargada con colinas de sombras
aún se oye a lo lejos el trino de alguna alondra
El barco suavemente se inclina y se estremece
movido por las olas que por momentos se crecen
la lluvia cae sobre el mar tranquilo, indiferente
las ramas de los árboles por el viento se mecen
De la luna naciente nos llegan sus rayos de plata
adornando el mar con suaves luces transparentes
chopos en el camino blanco, álamos en la ribera
el viento que pasa silbándo por en medio de las flores
La tempestad se ávecina y cuando el rayo fúlgura
el pájaro tiende a esconderse temiendo la tormenta
mientras el arroyuelo a lo lejos más acallado murmura
y el fiero aullido de un lobo atraviesa la montaña