Si te flajelas,
sangre de mi sangre...
y de la de tu padre,
por el agravio que me causaste,
lloraré desconsolada
sintiendo que no me amas
y.. te dañas.
Dame esa dulzura
que celosa la encadenas
con violento enfado
de mohínos gestos.
Dame alegría
y la felicidad
que tanto mentas
pero sin paz
no la encuentras.
Dame vida
estando yo muerta...
una nieta;
sé que la deseas.
La arruyaré,
la sonreiré
y a su vera estaré.
Verás diéz corazones
como soles de grandes
cabalgando en el pecho
de los caballeros de luz
de laureadas cabezas...
y el rencor del ángel caído se desvanecerá.