En la orilla de este río donde el agua es cristalina
vengo a veces a sentarme y evocar a mi chiquita,
las amapolas observo con su cabello mezcladas
trepando cual hiedra, la desnudez de su espalda,
sus ojos reflejan ondas de agua limpia y serena,
y la luz de su mirada disipa penas si las hubiera,
sentimientos de alegrías y de júbilo acumulados
que en esta mi madurez confirman cuanto la amo,
veo su cuerpo candente, tierno y lleno de detalles
nace en mi mente y ve, a una mujer de gran arte,
en su curso el río seguirá; las amapolas morirán,
aún la belleza de su alma por siempre perdurará,
a la orilla de este río donde el agua es cristalina,
quiero regresar un día de la mano de mi chiquita,
estés donde estés ahora o lo que hagas de tu vida;
me ha dicho el río que espera, cielo... Con su agua
CRISTALINA.