Alejandrina

Al amor

 

Hoy no has llegado como otras noches amor,

para encender nuevas flamas en mis  recuerdos,

te has marchado de los áticos de la memoria,

el sol ha extraviado sus ojos lejos de mis ventanas

los caminos se retuercen en la espera

ondeando pendones de nostalgia,

la mano áspera del viento va desplegando

látigos sobre mis puertas.

 

¡Ay… como dueles!

en este claustro infame,  en este volar rasante

de alas negras  sobre el fango…

¿Dónde  ha partido hoy el pan tu mano tibia?

quizás, donde mis manos han escarbado

en busca de abalorios prohibidos.

¿Qué oídos subyugas con tu siseo engañoso?

¿cuántos labios dominas con tu veneno dulce ?

 

Migajas me das,

retazos,

el vino sobrante en los jarrones

de un tirano gorrión,

que con su mínima  falange

sostiene mi mano abierta y plena,

¡esconde una espada entre sus plumas!

bucanero en el mar de mis  pupilas,

tripulante de nubes tenebrosas.

 

Para que gastar la voz en sacrificio de rosarios,

en cuerdas de obsequios y jazmines

si de mi boca solo vuelan  estériles plegarias

como pájaros ciegos.

Dime  amor…

soberano dictador ¿a dónde fue mi ofrenda generosa?

El grito del amor desesperado

huyó de mi garganta…

atravesando las campanas de la tarde,

de mi tarde de otoño en avanzada.

 

Oh, soledoso precipicio y sus cavernas ancestrales

Allá  voy,

desnuda,

cansada de caminos  escarpados

el atavío de carnes y dolores  he quemado

en el altar de tus miserias, más sé  que yo…

¡pasaré del fuego¡

y la húmeda sonrisa volverá a brillar en mis labios,

Porque tú; señor del fuego fatuo,

no podrás apagar mis blancas llamas

libre me erguiré sobre la pobre heredad que me confieres

aprendí  hace tiempo a leer los signos en el cielo

y aunque duela

yo sé bien que un corazón de hielo

también refulge como un  astro. 

 

Alejandrina