ANA MARIA DI BERT

Amaneceres sureños...

 

Amaneceres sureños...
Décimas espinelas

 

 

Amaneceres sureños...
Otoño que trae escarcha
nunca impidas nuestra marcha,
entre campiñas sin dueños.
Nuestro amor de lugareños,
hechizo que no agoniza,
¡Ímpetu que inmortaliza
en un goce inolvidable!
Un sentir inevitable
de estos días abrileños.

 

 

En el jardín de mis sueños
brotan flores de colores,
se van calcinando amores
al ir prendiendo los leños.
Amaneceres sureños...
En penumbras, con ternuras,
te apropias de mis llanuras
y dibujas con tus manos.
¡Son garabatos profanos
emisores de locuras!

 

 

Despunta el alba murmullos
de gorriones en sus nidos,
que se cortejan unidos
en medio de sus barullos.
Y en el cuarto los arrullos,
el silencio, voces quedas;
entre sábanas de sedas,
provocan besos de mieles.
Seducidas nuestras pieles,
¡piden que no retrocedas!

 

 

Amaneceres sureños,
enamorados sentimos
entre caricias y mimos
quimeras blancas, ensueños...
Ya natura con desdeños,
da sus hojas que sonrojan
y a los árboles despojan,
de sus vestidos preciosos.
Los ríos son caudalosos
¡Amaneceres sureños!

 

 

Ana María Di Bert

 1/04/2015