ManuQuinti

Mis palabras se rinden

Tan difícil de explicarlo que mis palabras se rinden.

Ni los gestos, ni este suspiro que se aleja cansado,

ni el vibrar de este pecho marchito entienden de lo que hablo;

si es que acaso hablo, si no muero por cada intento desesperado

por volver a sonreír.

La nostalgia ya decidió fugarse,

agotada de pensar y me dejo a mí,

tan solo como siempre y

tan triste como nunca.

Que ya ni mi  cama me aguanta,

tan triste y solo;

un cuerpo desnudo de alma,

un cuerpo pintado en gris

que antes en ella compartía

lo que ahora ya no puedo describir.

Mi piel ya no siente nada

y hasta el techo me esquiva la mirada

de estos ojos que se derriten

en lágrimas sin sal.

Las paredes nunca ahogaron tanto

y mis manos ya no intentan luchar.

Porque la fuerza se fue contigo, y tú,

con mi espada arrepentida en tu pecho.