La montaña, pretende alejarse del mar
y llegar al cielo
sin saber, que una fina hilera de pequeñas hormigas
la está subiendo.
Mi mano, en cambio intenta llegar
primero del cielo al mar
a tus cabellos
y rozar suave, el talle.
Las hormigas, llegarán tan alto como la montaña
y mis manos...
mis manos, solo llegarán al mar.