QUÉ LARGAS SON MIS LLANURAS
Las arpas de mis cantares
van por las sendas cautivas,
lloran por todas las sombras
y cantan las penas mías.
Cantares de mis cantares,
cantos de melancolía,
llantos de la noche oculta,
pasos de la sombra fría.
No tengo luz en mis ojos
para embriagarme de días,
ni esa estrella del alma
que siempre te da sonrisa.
Quiero ver a quien no veo
en mansa policromía,
la perla negra del alma
con sus cabellos de brisa.
¡Oh, piedras de mis caminos!
Qué desaliento y fatiga,
qué largas son mis llanuras
que nunca les veo orillas.
Así se mueren mis ojos
sin alcanzar la conquista
de la más grande llanura,
que tiene la pena mía.