GuillermoO

La duda

 

Del mástil donde las aves cuelgan sus nidos,

saturada de voces amadas,

construí mi casa.

 

De un color olvidado era mi casa,

y mientras yo agonizaba,

-así como una luz busca su presa-

busqué un bosquejo para habitarla,

y fue una botella echada al mar

o un lobo azul que esperaba:

él mi zarpazo, yo su herida.

 

(Cantores nocturnos venían a darme su infortunio

en mi estanque de palomas secretas.)

 

La mano mínima que ahora escondo

sabrá que los lobos se lanzan también de noche,

cuando los aullidos se acercan y no hay salvación,

ni siquiera

en el momento frágil de la duda:

el espacio entre la vida y la muerte.

 

G.C.

Direrc. Nac. del Derecho de autor