Cuando la mente nos irradia contentamiento,
no es posible simplemente apagarla,
los hechos entristecedores
de nuestra vida son dominados
y transformados en motivos de alegría,
así como las tinieblas
son eliminadas con el ataque de la luz,
esa que no se detiene
y ocupa el espacio para darle vida y sabor a las cosas,
vida que tiene momentos altos y bajos
fríos y calientes,
llenos de dolor y algo de felicidad.
Son instantes de alegrías y tristezas,
los cuales debemos aprovechar
porque no permanecen,
se desvanecen en cada momento
en un equilibrio para aprender las lecciones de la vida.