Noción de ausencia
Soy yo quien debe irse, me decías,
y callabas entonces, como un niño,
el cielo nos miraba sin paraguas
y algún árbol sin fruto se mecía en el espejo.
Soy yo quien debe amarte, me decías
y reías entonces como un loco,
la noche se acercaba con sus manos tibias
y el abrazo era en silencio y el amor dos cuerpos solos.
Soy yo quien debe hallarse, me decías
y volvías a mirar el horizonte,
era más alto en tus ojos y se veía algo más lejos
y aún así cupo en el mar que echó a rodar en tus mejillas.
Soy yo quien debe hablarte, me dijiste,
entonces yo soñé que todo y todo,
que todo lo que digo desde entonces
no es más que aquella voz de aquella ausencia
de esa palabra tuya que una vez, sólo una vez quiso ser mía.
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25 06 15