!Pobrecito mi amor! que enfermo
estaba y Dios me lo salvó. El
Dios de los cristianos al que
tanto amo yo. Me enseñaron mis
padres, me enseñó mi profesor;
me enseñaron a quererlo y a
conocerlo mejor. Gracias a
a los misioneros que van por el
mundo enseñando a conocer a
nuestro Dios. Creo que es el
verdadero, el que siempre me cuidó
con un amor inmenso. Eso es lo
que creo yo.