El fuego de tus ojos me domina,
controla suavemente mi deseo
el alma, en un vapor se difumina
transformada en frenético himeneo.
Y Vulcano nos mira sorprendido,
que el calor que desprende la su fragua
ha quedado de nuevo así vencido,
del gigantesco fuego de tu enagua.
Mi corazón quemado ya agoniza,
el fuego de tu amor lo ha desplomado
mi corazón es solo ya ceniza,
por tus ojos de llamas derrotado.