Y LUCHÉ COMO NADIE.
Mis hijos ignoraban qué ocurría
y viví la tragedia duramente,
me pasé varios años de paciente
escondiendo ese mal que me invadía.
A mi lado, un buen hombre me quería,
no faltaban sus manos en mi frente,
y sus besos de amor seguramente
fueron la mas preciada compañía.
Peleé como nadie por los míos
no podía dejarlos a su suerte,
yo era muy joven y ellos unos críos.
Escapé de las garras de la muerte,
y prometí a mis nuevos desafíos
agarrarme a la vida ¡muy muy fuerte!.