Me sobran aguas de la noche
le haces tanta falta
a mi tronco petrificado
preciso tu risa veloz de rama nueva
tu aire remecido de entusiasmo.
Quiero que llegues sacudiendo tus campanas
y te me cuelgues como un talismán azucarado
esparciendo besos en mi cuello.
Te tengo pero no
pido auxilio al recuerdo peregrino
que cae lento derrotando incertidumbres
en esta entrega por ahora a dos por año
que trae días en que a solas me destripo
con besos que se desvisten en mis labios
sembrando mi boca con azules cruces.
Suelto gotas de ti en mis endorfinas
por no sentir como me cruje la añoranza
ni como los ojos se me llenan de arena
por no rodar entre tus medias peregrinas.
Esta apuesta no ofrece garantías
va todo o nada en la ruleta de lo incierto
para quedarme a vivir en tus caderas
y enredarme en el pelo de tu risa
o morir en las canteras del invierno.
Libero a los hechos de tener alguna culpa
era impensable hallar la senda y el agónico minuto
que pudiese reunir nuestras pisadas
pero te vi me intuiste y eso solo hizo la ruta
donde aún viajamos en el mar de lo inconcluso
buscando el puerto que justifique la aventura
el enorme derrotero hasta el encuentro de dos llamas.
Roger Jaine