Yo nací, como tú, como cualquiera,
del abultado vientre de mi madre,
¡lo que hube de empujar pa\' que pariera!
sólo lo sabe dios y la comadre.
Llegué a este oscuro mundo por chiripa
un veintidós de junio del cuarenta,
ignoro si hacía claro o había tormenta
o si el Madrid jugaba en Arequipa.
Sólo sé que esperaban a una niña
y de improviso apareció un payaso,
era un tipo desnudo y algo escaso,
un racimo colgando de una viña.
¡Culpable no fui de aquella frustración,
lo prometo y lo juro, por mis muertos,
ni causante del fallo o los aciertos!
¿por qué iba yo a robarles su ilusión?
Mas aquella excepción fue un cataclismo,
¡incredulidad, decepción, deceso!
¡maldita sea, todo por el sexo!
¡que hoy mismo aquí me capen, me es lo mismo!
Los padres, nuestros padres, todos son
deseos que pululan encubiertos
de anhelos conseguir, sueños despiertos,
ansias por juntar la música y pasión.
Que al fin le pasearán sea niña o niño
adornado al albur de algún harapo
esperando le griten ¡guapa! o ¡guapo!
o aún mejor que les hagan algún guiño.
©donaciano bueno