¡Salve de gracia amigo mío! mis brevedades;
y la urgencia amical que ahora son profesos
como un hombre vencido de todas tus bondades
desde tus fibras hasta la columna en tus huesos.
Espero cantes víctoria para siempre en tus lides
y que mi poesía recuerdes una vez,
y si triste de hombre mortal ya nada pides
¡no claudiques amigo! ¡golpea con tu revés!
¿No escuchas esta voz? ¿Ves volar los petréles?
allá, lejano hay un celaje cuando vueles
amigo, allá escuchamos un antiguo esquilón;
que nos llama, sí, nos llama en nombre distinto
mas si parto primero, me marcharé de instinto
¡y, lejos de nosotros llorará el corazón!
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David John Morales Arriola.