Llegó el sol como tras cada tormenta,
se hizo luz tras la oscura tempestad.
Soñé contigo sin darme ni cuenta,
alzaste la voz más allá del silencio
y a la vida retornó mi ciudad.
Y al primer día.
Grabaste a fuego tu aroma en mis fosas
en la portuguesa humedad del alba.
Volviste a pintar en rojo las rosas,
en blanco claveles antes marchitos
y mi ciudad perdió sus grises malvas.
Y al primer día.
El tiempo y yo queríamos que tú y yo
nos encontráramos en el espacio,
un espacio muy frío e invernal.
Tiempo que antes me daba oscuridad
ahora me da un sol que brilla radiante.
Tu sol, tu tiempo y tú, dais vida a mi ciudad.
Y desde el primer día.