El vino no es de este mundo,
Deben tomarlo los dioses
y con amor,
Jesús lo sabía,
Jesús lo dijo,
Jesús lo hacía.
Mientras muchos buscan el santo grial,
se olvidan que el vino es como el espíritu para el cuerpo,
lo que estaba dentro era más importante que lo de afuera.
Beber vino no destruye las neuronas,
Beber en exceso es malo
y beber durante muchos años
da lugar a que se reduzca el tamaño del cerebro pero,
por lo general,
se trata de un fenómeno reversible.
El vino tinto puede incluso proteger el cerebro,
al reducir el riesgo de derrames cerebrales,
siempre y cuando la dosis oscile entre dos vasos a la semana
y hasta tres vasos al día como máximo.
El futuro nunca se ve de modo realista.
Sin vino no podemos pensar
en cómo será nuestra situación en el futuro,
nuestros cerebros
se imaginan detalles poco realistas
y dejan fuera otros que pueden ser importantes.
En consecuencia,
nos inclinamos por igual a pasar por alto tanto dificultades
como oportunidades
cuando planificamos nuestras vidas.
El vino es como
\"una buena película, dura un instante
y te deja en la boca un sabor a gloria;
es nuevo en cada sorbo
y como ocurre con los largometrajes,
nace y renace en cada saboreador\".
Vino dame un Apretón
para decirme que eres fuerte,
así se me seca casi al instante en mi boca.
Quisiera sentirme Caliente para oler a alcohol,
oler a kilómetros de distancia.
Eres tan dulce como la Mermelada,
no te ofendas
por sabores frutales intensos.
Y si te dicen Leñoso
eres como aquel carpintero con olor a aserrín
de un taller de madera.
Mejor es el Aterciopelado,
por lo suave,
eres deseable,
fácil de beber,
exquisito y delicioso.
Fácilmente podríamos bañarnos juntos...