He prometido y eso me ha condenado
He amado y eso me ha condenado
He reído y eso me ha condenado
He jugado y eso me ha condenado
He declarado una guerra y eso me ha condenado
He odiado y eso me ha condenado
He sido valiente y eso me ha condenado
He sido cobarde y eso me ha condenado
He sido feliz y eso me ha condenado
He estado triste y eso me ha condenado
He sido honrado y eso me ha condenado
He sido un rufián y eso me ha condenado
He tocado mil puertas y eso me ha condenado
He dejado abiertas mis puertas y eso me ha condenado
He construido murallas y eso me ha condenado
He llorado y eso me ha condenado
He sufrido y eso me ha condenado
He gemido y eso me ha condenado
He cantado y eso me ha condenado
He buscado y eso me ha condenado
He perdido y eso me ha condenado
He sido humilde y eso me ha condenado
He sido generoso y eso me ha condenado
He sido casto y eso me ha condenado
He sido paciente y eso me ha condenado
He sido frugal y eso me ha condenado
He sido diligente y eso me ha condenado
He sido soberbio y eso me ha condenado
He sido avaro y eso me ha condenado
He sido ávido y eso me ha condenado
He sido perezoso y eso me ha condenado
He estado loco de ti y eso me ha condenado
He estado cuerdo por ti y eso me ha condenado
He bifurcado el placer y eso me ha condenado
He besado tus labios y eso me ha condenado
He abrazado tus abrazos y eso me ha condenado
He palpado tus formas y eso me ha condenado
He degustado tus sabores y eso me ha condenado
He visto tu ternura y eso me ha condenado
He oído tus silencios y eso me ha condenado
He olido tus amores y eso me ha condenado
He transitado tu piel y eso me ha condenado
He convivido tu fe y eso me ha condenado
Estoy condenado a la ignominia,
a los sinsabores que me acarrean mis pérfidas acciones.
las parias de la humanidad me han tomado en su lecho.
Me han sodomizado las pasiones,
el ocultismo,
el sagrado deseo de entendimiento.
Alejarme de nuestro señor Jesucristo
me ha obligado a vagar por el mundo siendo acusado de pagano,
pero me he prestado al rigor de la indiferencia, flotando en la levedad.
La desolación levita junto a mis suspiros;
mi aliento es desasosiego
la muerte se aproxima buscando la única palabra que me falta pronunciar.
Quisiera descubrir el sentido de mi condición,
No sé si estoy libre, o sobre mi cuerpo se adhieren los atavíos.
Invisible,
soy el pecado, la escoria, la porquería.
Debo soportar saber que de dónde vengo no soy,
que a donde creo ir no pertenezco,
y que el verdadero destino, me es incierto.
Un origen se ha incrustado en mis entrañas
los malditos me han tocado con sus versos.
Me he condenado.
Tengo en el pecho una intensa llama que demuele mi decoro y amengua mi temor.
Soy pez y quiero volar.
Lugares lejanos me seducen.
En el infinito pretenderé buscar que el amor, no es pretérito.
Mi cuerpo se deteriora a cada segundo,
Mi alma es incierta.
Como Ícaro, mi condena es perecer por querer sobrepasar los límites
¿Por qué no humedecer mi rostro en las azuladas aguas o descubrir cuan altas no son las imposiciones?
Seré alabado en la montaña de Sorte.
De entre la muchedumbre tendré mis propias bacantes.
Seré el espíritu de las causas perdidas
¡Santo de los perdidos!
De aquellos que salieron a buscar lo desconocido y nunca regresaron,
Víctimas del temor, de la estupidez.
Mi corazón les compone elegías con cada lágrima que surca mi rostro al recordar.
Buscaron en lo prohibido verdades y soluciones germinadas de fulgor.
Desdeño a los otros por los que no sollozaré,
Ensalzan las toscas especias, desconocen al vivo al mártir que llora asintiendo.
Gran monstruo del claroscuro,
¿Por qué aun no quieres morir?
Verdugo de los inocentes,
Cobijo de los sátrapas,
Opresor,
Destructor de sueños e ideales.
Testaferro de la mentira.
Laberinto inmemorial.