La transparencia tozuda
entre nubes y cielo
entre fuego clandestino
de la siniestra mirada
ojos finamente afilados
para lograr cabalgar el abismo.
Tiempo ha de ser el relojero
que venderá estrellas por horas
por cada minuto de vida.
Lo invisible son las manos
no tocan el sol ni la tierra
solo tuercen el recuerdo
pasado y pisado
entre montañas de basura
Buenos Aires temblorosa
luces que no duermen
y lluvia que solo para
al abrir y cerrar los ojos.